Llueve
en mi corazón, las lágrimas no cesan,
Y
necesito de ti, para no morir de orfandad,
Abre
un espacio en tu ser, para dormir esta noche,
Cubre
mi arrizada piel con tu plumaje caluroso.
La
brizna sopla fuerte la ventana de la habitación,
La
noche se eterniza, con el miedo de estar sin ti,
Abre
tu sonrisa y vente a mis sueños perpetuos,
Guarda
mi tranquilidad de dormir, bello ángel.
La
soledad es espantosa y atenuante
La
sociedad apenas pasa sin mirar el horizonte,
Y
yo sigo sin mí, en medio de los que sobramos,
Abre
tus puertas y deja que entre para no estar solo.
Hay
días tan fríos y grises por tu ausencia,
Ahora
no existes y te necesito en mi pecho,
Vuelve
que la helada me va a extinguir del espacio,
Abre
el tiempo para que perdure la esperanza de amar.
Abre
los brazos, extiende la mirada hacia mí,
No
permitas que baje al precipicio abismal,
En
tus brazos esta la respiración de vida,
Atiende a los gemidos del alma que ya cesa de pensar.