Lloro
porque es la esencia del hombre interior,
Lloro
porque mis pensamientos avanzan hacia la nada,
No
pararía de llorar si mi mismo fuera descubierto en su totalidad,
Lloro
porque yo mismo soy lágrimas de soledad enfermiza.
Lloro
porque no sé desde donde viene la enfermedad,
Lloro
porque mi pasado, es la oscuridad del horizonte,
Son
mis silencios lo que el presente vislumbra,
Es mi inconsciente el que me hace débil.
Lloro
porque mi conciencia es ligera al ver mi cuerpo,
Me
siento desnudo a mis ojos que me juzgan por la tristeza,
Son
mis ojos los que se niegan a llorar por las dolencias,
Pero
es mi alma la que no dejar de descubrir la realidad,
Lloro
solo por des abombar los pensamientos vitales.
Lloro
sin poseer desolación ni mucho menos daños,
Lloro
porque la acción poética me descubre la sensibilidad,
Soy
un hombre frágil a la destrucción del mismo yo,
Aún
más, lloro porque soy humano.
Lloro,
no por mi si no por mi interior que a veces se atrofia,
No
habrá quien pueda sanarlo, solo mi pensamiento metafísico,
Lloro
porque veo desde el fondo, nacer la cura de la muerte,
¡
la vida! Eterna, con mis propios actos felices.
Lloro
y no paro, porque muchas lágrimas hay
Para
subsanar el mundo nihilista de mi existencia,
Sembrar
la moral en la nada del interior del ego es cultivar vida,
Vida
que se convierte en etos habitual.
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